domingo, 14 de abril de 2013

El beso



Nos encontramos ante El beso realizado por Klimt en el año 1907. Pertenece a la pintura simbolista y es, además, un óleo sobre tela. Actualmente podemos verlo en el Österreichische Galerie Belvedere, Viena, Austria.

En el cuadro podemos ver una pareja en el momento en el que él le está dando a ella un beso en la mejilla. El pintor intenta representar la metamorfosis de Dafne, tal y como nos la cuenta Ovidio en su obra. Contemplamos el momento en el que Apolo besa a la ninfa, quien se comienza a convertir en laurel.


Las señoritas de Avignon



Nos encontramos ante Las señoritas de Avignon de Pablo Picasso realizado en el 1907. Pertenece a la pintura cubista. En la actualidad, se encuentra en el MoMA de Nueva York, EEUU.

En el cuadro podemos ver cinco figuras femeninas. Estas están representadas desnudas, pero sus caras y cuerpos se dibujan de forma abstracta, irreal, sin ningún rigor. Es la primera etapa cubista del autor y eso puede apreciarse totalmente en la forma de plasmar las figuras. Los colores son suaves, predominando los tonos pastel, especialmente el rosa, aunque también aparece el azul. Las líneas son bastante gruesas.

El cubismo es una corriente francesa que surge en París y que busca la geometría en la naturaleza. Especialmente, Picasso busca está aportándole unas dimensiones (escultura africana e ibérica). Es un arte analítico, en el que los planos se analizan en la superficie de la tela. Era, en definitiva, el “arte intelectual”.

La persistencia de la memoria



Nos encontramos ante La persistencia de la memoria, conocido también como los relojes blandos, de Salvador Dalí, realizado en 1931. Es una muestra de la pintura surrealista. Actualmente se encuentra en el MoMA de Nueva York, EEUU.

El cuadro se desarrolla en una escena simple, aparece una bahía al fondo, concretamente la bahía de Port Lligat, al amanecer. Podemos observar varios relojes derritiéndose, uno de ellos sobre una especie de cara, que aparece en otros cuadros suyos, y que presenta cierta similitud con una gran roca que había visto en el cabo de Creus. Sobre uno de los relojes hay una mosca y sobre otro montones de hormigas de pequeño tamaño. Los relojes, al igual que la memoria, se van derritiendo por el inexorable paso del tiempo.

El surrealismo surge en Francia, a principio del S.XX, y es un movimiento que busca lo irracional y lo inconsciente. Se apoya en las teorías de Freud ya que se busca la conexión con la parte más irracional del ser humano, con la que nos conecta con el todo. Por tanto, el surrealismo busca por tanto conectar con la parte más humana del ser humano, con los sueños y los verdaderos sentimientos.

El grito



Nos encontramos ante El grito realizado por Munch en el año 1893. Es una pintura perteneciente al expresionismo alemán.

Esta obra nos presenta a una persona (no se sabe si hombre o mujer) gritando. Su cuerpo está retorcido y se sostiene la cara con las manos. La perspectiva es diagonal y se completa con una especie de playa al fondo. El artista intentaba transmitirnos la angustia del personaje mediante las rayas. Sigue las líneas de postimpresionistas como Van Gogh y trata el color como los impresionistas. Busca denunciar mediante su arte. En esta cuadro, por ejemplo, el autor nos muestra la desesperación que siente hacia todos los movimientos que se estaban produciendo en Europa en aquel momento (comunismo, anarquismo…)

El expresionismo alemán se caracteriza por seguir las corrientes filosóficas de Nietzche, además de a escritores como Dostoievsky. Siguen a pintores como Gauguin y Van Gogh y se desarrolla en torno a dos grupos: Die Brücke (Dresde, Berlín) y Der Blaue Reitier (Munich).

Composición en amarillo, rojo y azul



Nos encontramos ante la Composición en amarillo, rojo y azul realizada por Mondrian en el año 1921. Es un óleo sobre lienzo, perteneciente al neoplasticismo holandés. Actualmente se encuentra en el Gemeentemuseum, La Haya, Países Bajos.

El cuadro representa una serie de formas geométricas (cuadrados y rectángulos) y está formado únicamente por líneas rectas. Los colores usados son los primarios. Se trata de un análisis nacional de la vida, contrario totalmente al cubismo al que el autor de esta obra consideraba irracional. Los colores también presentan cierto simbolismo, especialmente el blanco que es la luz que predomina en sus cuadros, es decir, la luz que da brillo a la vida.

La raya verde



Nos encontramos ante el “Retrato de la señora Matisse”, más conocido como “La raya verde” pintado por Matisse en el año 1905. Pertenece a la pintura fauvista, siendo un óleo sobre lienzo. Actualmente se encuentra en el Statens Museum de Copenhague.

La obra representa el retrato del rostro de una mujer, de vivos colores. Es la mujer del pintor, retratada con un elegante sombrero, girada tres cuartos y dirigiendo su intensa mirada al espectador. Fue interpretado como una caricatura de la feminidad y como una excentricidad. El tratamiento de los colores recuerda a la pintura impresionista ya que son arbitrarios y rompen con el uso típico de estos (múltiples colores en el rostro). El resultado es una obra cargada de intensidad.

El fauvismo es una corriente artística protagonizada por tres artistas: Matisse, Derain y Vlamink. Recibe este nombre debido a los violentos métodos de su pintura. Es una oposición a la pintura del momento, un neoimpresionismo que se opone al simbolismo y al Art Nouveau. Es un arte que considera esta actividad como un impulso vital, la liberación del temperamento y el instinto. Se usan colores puros y se exagera el dibujo. Hay, además, bastante desinterés por el acabado.

Marilyn Monroe



Nos encontramos ante Marilyn Monroe realizado por Andy Warhol en el año 1962. Es una muestra de la pintura del Pop Art. Actualmente se encuentra en la Tate Gallery

Es un conjunto de 50 imágenes de la actriz, siguiendo el cartel publicitario de la película “Niagara”. 25 de estas son de colores, mientras las otras 25 están en blanco y negro, representando la vida y muerta de la popular actriz.

El Pop Art o Arte Pop es el arte popular y se relaciona con la música, el cine, los medios de publicidad. Es el arte de los 50 y 60, lleno de color, un arte vivo, intenso, que intenta atraer al público joven y moderno de la época, que busca romper con todo lo anterior. Es el arte de los Beatles y los Rolling Stone, es un arte que marcará una época.

El pensador



Nos encontramos ante el Pensador de Rodin, realizado en el año 1880. Es una escultura realizada en bronce. Pertenece a la escultura impresionista del S.XIX.

La escultura nos muestra a un hombre sentado, con un brazo apoyado sobre la rodilla y la cabeza apoyada en su mano. Representa a Dante, protagonista de la Divina Comedia. Le representa cabizbajo, sumido en sus pensamientos, a las puertas del Infierno (pertenecía a un conjunto arquitectónico que se desarrollaba en ese lugar). La superficie de la escultura no es lisa, sino que muestra algunas imperfecciones, como si estuviera inacabada, para que la luz sea la que complete la escultura a los ojos del espectador. Su tratamiento de la luz lo convierte en un impresionista. Refleja en sus obras los dramas humanos e incluye una fuerte simbología. Otras obras suyas son “El beso” o “Los burgueses de Calais”.

El principal escultor de la época es Rodin, también destacan Meunier (El estibador) y Carpeaux (La danza).

Sevilla. El baile



Nos encontramos ante la obra llamada “Sevilla. El baile” realizada por Joaquín Sorolla en el año 1815. Es una muestra de la pintura española postimpresionista.

En la imagen podemos ver una escena, probablemente de la feria de Abril, en la que aparece un grupo de mujeres vestidas con traje de gitana y peinadas con el pelo recogido, complementado con peinetas y flores. La mayoría aparecen sentadas, alrededor de cuatro jóvenes que bailan sevillanas mientras tocan las castañuelas. La escena se desarrolla en una especie de habitación, decorada con farolillos de colores en el techo. En el suelo podemos ver una fuente, además de sillas de nea y macetas con flores. El cuadro tiene un gran colorido y refleja muy bien el movimiento. La luz entra por la entrada que hay en el fondo. Sorolla se caracteriza por sus representaciones del mar Mediterráneo y el tratamiento que hace de la luz.

Esta obra pertenece al Impresionismo. Este arte se basa en la búsqueda de los sentimientos, que se intentan plasmar en las obras. Los principales autores son van Gogh, Seurat con obras como “El baño de Asnieres”, Cezanne con sus “Jugadores de cartas”, Gauguin quien centra su obra en sitios exóticos como Tahití, Lautrec con sus carteles y van Gogh con sus autorretratos o su “Noche estrellada”.

¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos?



Nos encontramos ante la obra “¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos?” de Paul Gauguin, realizado en el año 1897. Es una muestra de la pintura postimpresionista.

La escena que se desarrolla en el cuadro nos muestra un paisaje de Tahití. Podemos ver a varias personas, pintadas en un tono amarillo – ya que las personas de esas zonas tienen un color de piel más amarillento. La mayoría de figuras están sentadas, aunque en el centro destaca una que está de pie, con los brazos extendidos hacia el cielo, como si estuviera bailando alguna danza. Al fondo podemos ver la estatua de algún dios de la región. Gauguin era un gran enamorado de los paisajes exóticos, simplifica las imágenes, haciendo el color plano. Emplea gruesas líneas para delimitar los contornos de las personas. Otras obras suyas destacadas serían “Visión después del sermón” o “Los Alyscamps”.

Esta obra pertenece al Impresionismo. Este arte se basa en la búsqueda de los sentimientos, que se intentan plasmar en las obras. Los principales autores son van Gogh, Seurat con obras como “El baño de Asnieres”, Cezanne con sus “Jugadores de cartas”, van Gogh con su peculiar forma de pintar destaca por sus autorretratos y la “Noche estrellada”, entre otras obras, Lautrec con sus carteles y Sorolla.

Autorretrato (Van Gogh)



Nos encontramos ante un Autorretrato de Vicent van Gogh en el año 1889. Es una muestra de la pintura postimpresionista. Actualmente se encuentra en el Museo de Orsay, París, Francia.

La obra nos muestra al propio autor, en buen estado de forma tras sufrir una grave crisis de salud poco tiempo antes. Sin embargo, su mirada nos muestra que está lleno de preocupaciones y problemas. Van Gogh emplea una técnica muy personal para pintar el fondo, el traje y el pelo: las líneas onduladas azules (fondo y traje) y naranjas (pelo); en contraste con esto, se marcan mucho las líneas de otras zonas como los ojos. En este autorretrato, en definitiva, prima la expresión de carácter y sus emociones/preocupaciones. Van Gogh se caracteriza por infundir un gran simbolismo a su obra mediante el color y la línea. Entre sus obras destacamos “La noche estrellada”, sus autorretratos y “Dormitorio de van Gogh”.

Esta obra pertenece al Impresionismo. Este arte se basa en la búsqueda de los sentimientos, que se intentan plasmar en las obras. Los principales autores son van Gogh, Seurat con obras como “El baño de Asnieres”, Cezanne con sus “Jugadores de cartas”, Gauguin quien centra su obra en sitios exóticos como Tahití, Lautrec con sus carteles y Sorolla. 

La clase de danza



Nos encontramos ante La clase de danza pintada por Edgar Degas en 1874. Es una muestra de la pintura impresionista.

La obra nos muestra una clase de danza. Podemos ver como un profesor con un bastón se posiciona en el centro, mientras un grupo de niñas y jóvenes vestidas con tutú y zapatillas de ballet le rodean. Algunas de estas jóvenes bailan, otras están paradas de pie o sentadas. Las líneas son muy difusas y, por ejemplo, apenas podemos distinguir las figuras del fondo.  La luz entra por la parte inferior izquierda, quizás simulando una ventana que estuviera en esa pared. El autor, Degas, se caracteriza por darle importancia al dibujo, por no pintar el aire libro sino reflejar la vida en París. Tiene una fuerte preocupación por la luz y destaca por sus composiciones. Algunas obras destacadas son “Bailarina en escena”, “Fin en arabesco” o “Las carreras”.

Esta obra es una muestra del Impresionismo el cual destaca por su uso de la luz, debido a los descubrimientos científicos. No se mezclan los colores, se busca captar los efectos de la luz y, para ello, se hace un estudio científico del cuadro. Las pinceladas suelen ser sueltas y el paisaje es muy frecuente. Algunos pintores destacados serían Manet con obras como “Comida sobre la hierba” u “Olimpia”, Renoir con obras como “Le Moulin de la Galette” o Monet con obras como “El picnic” o “Nenúfares”.


El picnic



Nos encontramos ante El picnic realizado por Claude Monet en el año 1865. Es una muestra de la pintura impresionista.

El cuadro nos muestra a un grupo de burgueses en un parque tomando un picnic. La composición es lineal. Los personajes forman diversos grupos y se encuentran en distintas posiciones: unos están de pie, otros sentados, algunos charlan y se mueven, otros permanecen quietos… La luz llega al cuadro desde la parte izquierda, volviendo las hojas de los árboles de esa zona mucho más claras. La línea es difusa, uniendo a los personajes con el entorno, creando un ambiente idílico y la pincelada es suelta. Capta un momento concreto, como si de una fotografía se tratara y tiene un estudio científico de la luz y la composición. Monet, el padre del Impresionismo, destaca por obras como “Nenúfares”, “Estación de San Lorenzo” o “Puente de Wetminster”.

Esta obra es una muestra del Impresionismo el cual destaca por su uso de la luz, debido a los descubrimientos científicos. No se mezclan los colores, se busca captar los efectos de la luz y, para ello, se hace un estudio científico del cuadro. Las pinceladas suelen ser sueltas y el paisaje es muy frecuente. Algunos pintores destacados serían Manet con obras como “Comida sobre la hierba” u “Olimpia”, Renoir con obras como “Le Moulin de la Galette” o Degas quien destaca por sus “clases de baile”.


Vagón de tercera



Nos encontramos ante El vagón de tercera clase realizado por Honoré Daumier en el año 1862. Es un ejemplo de la pintura realista. En la actualidad, se conserva en el Metropolitan Museum de Nueva York, Estados Unidos.

La obra nos muestra un vagón de ferrocarril repleto de gente. En el fondo, podemos observar a burgueses (fácilmente reconocibles por sus sombreros), pero, en el primer plano, se destacan tres, o mejor dicho cuatro, personajes. A la izquierda vemos a una mujer joven, con ropas humildes, con un pequeño bebé entre sus brazos; en el centro, a una anciana mujer también de humilde apariencia, que sostiene un canasto entre sus manos; finalmente, a la derecha, aparece un niño pobre de unos 8 o 9 años, dormido. La forma en la que el artista trata el cuadro, su forma de realizar las pinceladas, le acerca mucho a los autores impresionistas y postimpresionistas. Se centra en reflejar los sentimientos humanos. Otras obras suyas destacadas serían, además de sus numerosas caricaturas,  “La revuelta” o “Ecce-Hommo”.

Esta obra pertenece a la pintura realista. Esta varía bastante en función de los artistas, especialmente en lo que se refiere a la importancia de la línea. Las composiciones suelen ser fáciles de entender. El contenido es el hombre en su actividad ya que se entiende el arte como un arma para el cambio social. Otros autores destacados serían Courbet, teórico y líder del movimiento, con obras como “El entierro de Ornans” o “El estudio del pintor” y Millet con su “Ángelus”.

Cuando este cuadro fue realizado, Europa se hallaba en una época de transformaciones. Tras las revoluciones burguesas que habían otorgado el poder a este grupo social, se había despertado un nuevo sentimiento: había comenzado la lucha de clases, el proletariado quería que su importancia fuera reconocida. Quería dejar de ser explotado de forma indiscriminada por una miseria. Es la época de Marx y el comunismo, del anarquismo, de las luchas obreras, de las huelgas y manifestaciones, del socialismo utópico… Es, en definitiva, un nuevo ciclo de revoluciones, de lucha por nuestros derechos.

Ángelus



Nos encontramos ante El Ángelus realizado por Jean François Millet entre los años 1857 y 1859. Es un ejemplo de la pintura francesa del Realismo. Actualmente, se encuentra en el Museo de Orsay de París, Francia.

Este cuadro nos muestra una escena campestre. Los dos personajes, un hombre y una mujer, trabajadores del campo ambos, han parado sus labores para rezar el Ángelus, oración que recuerda el saludo del ángel a María en la Anunciación. Se les representa con gran recogimiento y espiritualidad. Sus caras quedan en sombra, pero la luz  destaca sus gestos y actitudes. La atmósfera de la escena es neblinosa, volviendo uno los personajes y el paisaje y dando una sensación de mayor recogimiento aún si es posible. El autor intentó con esta obra dejar de lado la superficialidad e individualismo del arte romántico. Millet destaca por ser el pintor de los campesinos y por sus obras sin reivindicaciones. Siempre deja un hueco para la esperanza. El uso de la luz le acerca al Impresionismo.

Esta obra pertenece a la pintura realista. Esta varía bastante en función de los artistas, especialmente en lo que se refiere a la importancia de la línea. Las composiciones suelen ser fáciles de entender. El contenido es el hombre en su actividad ya que se entiende el arte como un arma para el cambio social. Otros autores destacados serían Courbet, teórico y líder del movimiento, con obras como “El entierro de Ornans” o “El estudio del pintor” y Daumier con obras como “Vagón de tercera clase”.

Cuando este cuadro fue realizado, Europa se hallaba en una época de transformaciones. Tras las revoluciones burguesas que habían otorgado el poder a este grupo social, se había despertado un nuevo sentimiento: había comenzado la lucha de clases, el proletariado quería que su importancia fuera reconocida. Quería dejar de ser explotado de forma indiscriminada por una miseria. Es la época de Marx y el comunismo, del anarquismo, de las luchas obreras, de las huelgas y manifestaciones, del socialismo utópico… Es, en definitiva, un nuevo ciclo de revoluciones, de lucha por nuestros derechos.

La libertad guiando al pueblo



Nos encontramos ante La libertad guiando al pueblo pintado por Eugéne Delacroix en el año 1830. Es un óleo sobre lienzo y pertenece a la pintura francesa del Romanticismo. Actualmente se encuentra en el Museo del Louvre.

Esta obra representa las revueltas populares en París en el año 1830. Presenta una composición piramidal, en cuya cúspide se encuentra una mujer (la alegoría de la libertad). Esta lleva el gorro frigio (símbolo republicano), porta la bandera francesa tricolor y una bayoneta. Además, tiene el torso desnudo. El entorno en el que se desarrolla la escena es una ciudad pues vemos de fondo edificios, en este caso se trata de París. Detrás de la mujer podemos apreciar un grupo de personas de diversas clases sociales: un hombre de aspecto pobre con espada, un burgués con un rifle, un adolescente con dos pistolas… En la parte inferior podemos apreciar algunos cadáveres, dándonos a entender la destrucción que generó esta nueva revolución popular. El cuadro destaca por los colores pálidos, la luz irreal y la pincelada suelta y desenvuelta. Presenta unos trazos que lo hacen parecer mágico. Delacroix es el autor romántico por excelencia. Se caracteriza por el uso de la luz en sus cuadros y por sus pinceladas. Algunas de sus obras más importantes son “La matanza de Quíos” (1824) y “La muerte de Sardanápalo” (1828).

La pintura romántica se caracteriza por el cambio formal y la vuelta a las diagonales barrocas, las formas abiertas, los juegos de luces y sombras, las formas abiertas, el movimiento… También se produce un cambio en la temática. Se representan temas contemporáneos, de lugares exóticos, imaginados, etc. Dentro de este período destacan, además de Delacroix, Gericault con obras como “La balsa de Medusa” (1819) o Friedrich con sus paisajes.

Cuando este cuadro fue realizado, Francia había comenzado la Revolución de 1830. En esta, el pueblo se levantó en barricadas contras el rey Carlos X quien había suprimido el Parlamento y buscaba restringir la libertad de prensa. Esta revolución acabó con la proclamación de la monarquía constitucional de Luis Felipe I de Francia quien dotó al país de una Constitución. Así Francia demostró que el país no se había dormido tras la Revolución de 1789, que seguía en pie de guerra, dispuesto a todo por obtener sus derechos.

sábado, 13 de abril de 2013

La carga de los Mamelucos



Nos encontramos ante el cuadro La carga de los Mamelucos o el 2 de mayo de 1808 realizado por Francisco de Goya en 1814. Es un óleo sobre lienzo y pertenece a la pintura española neoclásica.

El cuadro representa la revuelta popular iniciada el 2 de mayo de 1808 por el pueblo madrileño que provocaría la Guerra de la Independencia. La escena central la forma un Mameluco que cae del caballo, muerto, mientras otro ciudadano apuñala a su caballo. Se pueden observar los rostros de terror del ejército francés, el más fuerte del momento, que no se esperaba el ataque popular. La técnica usada se caracteriza por las pinceladas rápidas, sueltas, a base de manchones, como si fueran un estallido de violencia. La escena está teñida de dramatismo y los colores son muy brillantes. Se usa un gran juego de luces y sombras para destacar detalles. Esta obra se trata de un manifiesto antibelicista, que nos muestra el odio indiscriminado que genera la violencia. Goya siempre fue un pintor un tanto independiente, con un estilo propio. Pasó por muchas fases debido a su agitada vida, llegando incluso a ser pintor de la Corte. Entre sus cuadros más importantes debemos destacar “La maja desnuda” y “La maja vestida”, “Los fusilamientos del 3 de Mayo”, “La familia de Carlos IV” y la colección “Los desastres de la Guerra” en la que critica duramente la Guerra de la Independencia.

Cuando este cuadro se pintó, España acababa de expulsar al invasor francés. Napoleón había tomado el país mediante engaños al rey, Carlos IV, y a su heredero, futuro Fernando VII. Así, el pueblo madrileño, inició una revuelta popular que acabaría por extenderse a toda España. Paralelamente, en Cádiz se inició una auténtica revolución liberal y burguesa que culminaría con la Constitución de 1812, popularmente conocida como “La Pepa”, primera constitución de España que marcaría el comienzo de la libertad.

Eros y Psique



Nos encontramos ante Eros y Psique escultura realizada por el veneciano Antonio Canova entre 1787 y 1793. Es un ejemplo de escultura del arte neoclásico. En la actualidad se encuentra en el museo del Louvre, Francia.

Esta obra nos muestra a Eros, dios del amor, junto con la princesa Psique, su esposa y amada. Representa uno de los momentos finales del mito, en el que Eros va a despertar a la joven que ha quedado eternamente dormida tras ser vencida por la curiosidad mientras realizaba una tarea encomendada por la diosa Venus. Es un conjunto escultórico de bulto redondo realizado en mármol. La figura presenta bastante complejidad en su composición y aún podemos ver restos del barroco en él. Psique está tumbada de frente, con los brazos alrededor del cuello, despertándose, esperando a que Eros, a quien se representa con alas, con el cuerpo un poco inclinado hacia delante y los pies apoyados, con las rodillas dobladas, acercando su boca a la de su amada, a punto de besarla. La escena se desarrolla sobre una especie de piedra, sobre la que hay una tela (muy bien esculpida con numerosos pliegues) que cubre la zona íntima de Psique. Antonio Canova es el escultor neoclásico por excelencia. Formado en Venecia, pronto se trasladará a Roma. Sus obras se caracterizan por su grandeza, sencillez, belleza ideal y perfección. Elimina el exceso y representa modelos antiguos (aunque no los copia). Realiza obras como la “Tumba de María Cristina de Austria”, “Paulina Bonaparte (como Venus vencedora)” o “Las tres Gracias”.

Cuando esta obra fue realizada, Europa se hallaba en la época de la Ilustración. Los burgueses comenzaron a luchar por las ideas de igualdad y libertad, querían poder decidir quién les gobernaba, participar en política. Es la época de las grandes revoluciones, del Imperio Napoleónico. Cansados de las formas y los escorzos barrocos, se instaura un arte más pausado, universal, sin escuelas regionales. Se imitan las formas clásicas, se redescubren Grecia y Roma de nuevo, las ruinas “se ponen de moda”… Es el triunfo de la música, de los burgueses y de la libertad.

Coronación de Napoleón



Nos encontramos ante La coronación de Napoleón y su esposa Josefina realizado en el año 1807 por Jacques-Louis David. Es una muestra de la pintura francesa del neoclasicismo. En la actualidad se encuentra en el Museo del Louvre, París, Francia.

La obra nos muestra el momento en el que Napoleón corona a Josefina como emperatriz de Francia. Lleva una corona de laurel, denotando su gusto por todo lo relacionado con el imperio romano. A la izquierda, observamos a los hermanos y hermanas de Napoleón, además de sus cuñadas y Hortensia, la hija de Josefina. La madre del emperador, a pesar de no haber podido asistir a la ceremonia, se retrata en la tribuna, en una posición privilegiada. En la tribuna superior, el propio Jacques-Louis entre otro grupo de personas. A la derecha, el papa Pío VII junto con los cardenales franceses. Uno de ellos levanta un crucifijo en el momento de la coronación. El centro del cuadro es la corona y todos los personajes miran hacia ella excepto Josefina que mira al suelo y el propio Napoleón que mira al frente. Hay quien considera este cuadro un retrato del régimen imperial. La composición es lineal. La luz entra por la parte izquierda del cuadro, probablemente por algo ventana o vidriera de la catedral (la escena se desarrolla en Nôtre-Dame de París). Presenta un fuerte simbolismo ya que a los emperadores los coronaba siempre el Papa (símbolo de que obtenía el poder por la gracia de Dios) pero, al coronarse a sí mismo demuestra que obtiene el poder gracias al pueblo. El autor, Jacques-Louis David, quien había sido uno de los pintores favoritos de Luis XVI, se convirtió en el cronista oficial de la Revolución Francesa y el régimen napoleónico. Algunas de sus obras más importantes son “El juramento de los Horacios”, “Marat asesinado”, “El juramento del juego de la Pelota” o “El rapto de las Sabinas”.

Cuando este cuadro fue realizado, Napoleón se había auto-coronado Emperador de Francia y controlaba prácticamente toda Europa. La burguesa Francia posterior a la Revolución extendía su poder por todos los lugares conocidos del planeta, luchaba por imponer su nueva forma de vida.

El juramento de los Horacios



Nos encontramos ante el Juramento de los Horacios realizado por Jacques-Louis David en 1784. Es una muestra de la pintura del Neoclasicismo. Actualmente se encuentra en el Museo del Louvre, París, Francia.

Este cuadro representa a los hermanos Horacios en el momento en el que juran a su padre fidelidad a la patria y ponen su vida a su disposición. Sus mujeres se ven reflejadas al fondo, una de ellas junto a sus hijos, abatidas puesto que saben que sus maridos van a una muerte casi segura. La leyenda cuenta que Roma y Alba Lunga se enfrentaron para determinar cuál era la ciudad más importante de Italia. Para este enfrentamiento se enfrentaron los Horacios y los Curiacios (3 hermanos). Únicamente hubo un superviviente, uno de los Horacios quien mataría a su hermana por verla llorar por la muerte de su prometido, uno de los Curiacios. El cuadro se enmarca dentro de un marco arquitectónico que nos muestra un entorno típico de la Antigüedad: una serie de arcos de medio punto sostenidos por columnas de orden toscano. El centro del cuadro es la mano de padre Horacio que sostiene las espadas, cosa que nos hace centrarnos en la parte más significativa del cuadro. Los colores son apagados, exceptuando el rojo de la túnica del padre. Se produce un gran juego de luces y sombras (influencia de Caravaggio). Esta obra tiene un fuerte significado ya  que, encargada por el rey francés Luis XVI poco antes de la Revolución, quería demostrar la importancia del amor y la lealtad hacia la patria y, por supuesto, al rey, máxima autoridad del Estado. El autor de la obra, Jacques-Louis David, estudió arte en Roma, obsesionándose con todo lo que tenga que ver con el mundo clásico. Tras volver a Francia consiguió convertirse en uno de los pintores favoritos del rey, pero aun así no dudó en votar a favor de su ejecución. Cuando Napoleón obtuvo el poder francés, se convirtió en su pintor oficial. Entre sus obras podemos destacar “El juramento del juego de la Pelota”, “Marat asesinado”, “Coronación de Napoleón” y “El rapto de las Sabinas”.

Cuando esta obra fue realizada, Francia se encontraba en un momento bastante complicado: los excesos de los reyes de la dinastía Borbón habían hecho que el pueblo, que moría de hambre y sufría constantes crisis de subsistencia, comenzara a pensar en una rebelión. La burguesía, cansada de ser pisoteada por el mero hecho de no poseer un título nobiliario e influida por las ideas ilustradas, sería quien lideraría esta auténtica revolución liberal que acabaría con la todopoderosa monarquía absoluta francesa y transformaría al pueblo europeo. La lucha por nuestros derechos había comenzado.

domingo, 7 de abril de 2013

Gran Poder de Sevilla



Nos encontramos ante el Gran Poder de Sevilla realizado por Juan de Mesa en su etapa de madurez. Es una muestra de imaginería sevillana perteneciente al arte barroco. Actualmente se encuentra en Sevilla, en la basílica que recibe su nombre.

Esta imagen es una escultura exenta, siendo una imagen para vestir y procesionar por las calles. Representa a Jesús portando la cruz en un momento de cansancio absoluto. El material usado es la madera aunque se le añaden diversos postizos como las potencias de oro. Porta una túnica morada o el cordón. La composición presenta una suave diagonal que arranca desde la cintura para soportar el peso de la cruz; las piernas están abiertas, acentuando el movimiento del cuerpo que vemos inclinado hacia delante (sobre todo si lo vemos desde el lateral). El modelado, bastante profundo, depende de la policromía para acentuar los detalles. La imagen representa un gran sufrimiento, siendo muy emocional (de ahí deriva su gran popularidad). La mirada cambia según el lugar desde el que se observe. Este imaginero de la escuela sevillana destaca por sus diversas imágenes, todas muy expresivas, tanto de cristos como de vírgenes.

Cuando esta imagen fue realizada, España seguía fielmente los cánones de la Contrarreforma. Esta buscaba llevar la Religión Católica a todo el mundo, de manera que se buscó teatralizar la pasión de Cristo volviendo las calles un gran escenario, buscando así influir al fiel y potenciar su religiosidad, primaba el culto de los sentidos ante todo lo demás. En la actualidad, la Semana Santa sigue siendo un fiel reflejo en Andalucía de este gusto barroco contrarreformista por la pasión teatralizada.

Inmaculada de Soult



Nos encontramos ante La Inmaculada de Soult pintada por Bartolomé Esteban Murillo en el año 1678. Esta obra pictórica pertenece a la escuela española del arte barroco. Es un óleo sobre tabla y en la actualidad se encuentra en el Museo del Prado, Madrid, España.

Esta obra nos muestra a la Virgen María en una posición central, rodeada de ángeles. Se la representa en una posición en la que se conjugan tanto su papel de Inmaculada como la Ascensión. Sus ropajes son azules y blancos, está apoyada sobre la Luna (representación de su poder) y su mirada se dirige hacia el cielo. Los ángeles de su alrededor la contemplan, mientras los de abajo la impulsan en su camino. Este cuadro destaca por lo etéreo que es, consiguiendo con sus finas pinceladas fundir las figuras con la atmósfera celestial. La luz procede desde la esquina inferior izquierda. El cuadro fue encargado por Justino de Neve para el Hospital de los Venerables de Sevilla, siendo expoliado y llevado a Francia durante la Guerra de la Independencia por el mariscal Soult (de ahí su sobrenombre) exponiéndose en el Louvre durante casi un siglo hasta que fue traída de vuelta a España en el año 1941, tras un intercambio de obras de arte entre el museo parisino y el Prado, de Madrid. Murillo destaca por su gran producción de Inmaculadas, uno de sus temas favoritos. Autor que tras empezar siendo tenebrista acabó desechándolo, se convirtió en uno de los pintores más importantes del país. Entre sus obras más importantes son, entre otras, “La sagrada familia del pajarillo”, “San Juanito y el cordero”, “Niños comiendo fruta” o “Niños jugando a los dados”.

Esta obra pertenece a la escuela española barroca cuyos principales autores son Ribera, Zurbarán, Velázquez y Murillo. Los dos primeros, más naturalistas, aunque atenúan el tenebrismo típico del barroco; los otros dos prefieren plasmar lo bello y noble, humanizando y haciendo digno incluso a los bufones y los pobres. Entre las obras más destacadas de Ribera encontramos el “Martirio de San Andrés” y “El sueño de Jacob”; entre las de Zurbarán “San Hugo en el refectorio” y sus diversos cuadros sobre monjes; de Velázquez, “Vieja friendo huevos” y, sobre todo, “La familia de Felipe IV o las Meninas”.

Cuando este cuadro fue realizado, España se encontraba en un momento de total decadencia política. El gran imperio mundial que tanto esfuerzo había costado a los primeros Austrias, Carlos I y su hijo Felipe II, se desbarataba debido a la incompetencia de sus sucesores, quienes se valían de validos para reinar, en vez de ejercer sus funciones como reyes. Sin embargo, este es también el Siglo de Oro de las artes y las letras españolas. Época de contrastes, de esplendor y pobreza, de solemnidad y opulencia, de luces y sombras.

La familia de Felipe IV o las Meninas



Nos encontramos ante el cuadro La familia de Felipe IV, más conocido como las Meninas, pintado por Velázquez en el año 1656. Es una muestra de la pintura española del Barroco. Actualmente se encuentra en el Museo del Prado, Madrid, España.

Este cuadro nos muestra una escena que se desarrolla en el Alcázar de Madrid, exactamente en el Cuarto del Príncipe. Se nos muestra a 11 personas repartidas por toda la estancia. En el centro, presidiendo el cuadro, se encuentra la Infanta Margarita, de unos 5 años, acompañado de las Meninas: Isabel de Velasco y María Agustina Sarmiento. A la izquierda, el propio Velázquez, pintando un lienzo. A la derecha, los enanos Mari Bárbola  y Nicolasillo Pertusato, junto a un perro. Justo detrás de estos, doña Marcela de Ulloa y un desconocido guardadamas. En la puerta aparece el aposentador José Nieto y, en el espejo de la pared del fondo, se reflejan las figuras de  Felipe IV y su segunda esposa Mariana de Austria. La escena podría representar lo siguiente: la infanta Margarita y su corte llegan al taller del pintor para verle trabajar. La pequeña tiene sed, por lo que María Agustina Sarmiento le ofrece algo de beber. Justo entonces aparecen los Reyes (el aposentador les habría abierto la puerta, como era su deber) por lo que la actividad de casi todos los personajes se detiene. Isabel de Velasco hace una reverencia a sus majestades. Sin embargo, Marcela de Ulloa no se percata de su entrada y continúa hablando. La infanta, ajena a la llegada de sus padres, mira de forma cómplice al espectador del cuadro. No se sabe muy bien por qué realizó Velázquez esta obra: hay quien dice que es un retrato a gran escala de Felipe IV y Mariana de Austria; otros, que refleja un momento de la vida en la Corte, una representación de cómo era la vida en ella; otros buscan un significado más simbólico ya que lo interpretan como una continuación de la monarquía en la figura de la joven. Se basan en diferentes pruebas para decir ello. Se dice que las cabezas de los personajes de la izquierda forman un círculo, símbolo de la continuación eterna y de la perfección. También, que todas las cabezas del cuadro, tienen la forma de una constelación cuya estrella principal es llamada Margarita, como la protagonista del cuadro. El autor usa una pincelada suelta, retratando hasta el más mínimo detalle. También destacan las pequeñas pinceladas de color rojo que se aplican en diversas partes del lienzo.  Usa también claroscuros, siendo la sala iluminada por la puerta del fondo y algunas ventanas a la derecha, focalizando la luz en la figura de la pequeña Margarita. Este autor, excepcional y muy reconocido en su época, es considerado el iniciador del Realismo y el Impresionismo. Presenta varias tipologías en sus obras: las primeras, en Sevilla, más tenebristas entre  las que destacamos obras como Cristo en casa de Marta o Vieja friendo huevo; los retratos, especialmente de miembros de la Familia Real como el infante Baltasar Carlos o el rey Felipe IV; históricos como la Rendición de Breda; mitológicos  como La fragua de Vulcano o la Venus del espejo; paisajes, especialmente la Villa Medici y religiosos como su Inmaculada.

Esta obra es una muestra de la pintura barroca española. Esta se caracteriza principalmente por su evolución desde el tenebrismo hacia una concepción más luminosa. Se busca plasmar el realismo pero siempre buscando lo más bellos, llegando a humanizar y ennoblecer a personajes de los bajos fondos como los bufones. Destacan, además de Velázquez, autores de gran calidad: Murillo, Zurbarán, Ribera y Alonso Cano. De Ribera debemos destacar su Martirio de San Felipe y el Sueño de Jacob; de Zurbarán, los Trabajos de Hércules y San Hugo en el Refectorio y de Murillo, sus diferentes Inmaculadas (tema muy tratado por el artista) y los niños comiendo fruta.

Joven de la Perla



Nos encontramos ante La joven de la perla realizada por Veermer de Delft en 1665. Este óleo sobre tabla pertenece a la escuela flamenca de la pintura barroca.

El cuadro nos muestra el retrato de una joven desconocida, a la que apoda “de la perla” por la que lleva en su oreja. El fondo es neutro, de color negro, para reflejar mejor la personalidad de la chica. Está situada de perfil, girando la cabeza tres cuartos para dirigir su intensa mirada al espectador. Su boca se abre ligeramente, mostrando así su intención de hablar, dando además mayor realismo a la composición. La joven viste una chaqueta de color pardo, en la que destaca el cuello blanco y una especie de turbante azul y pardo, con reflejos blancos. Destaca el uso de la luz, que recuerda un poco a Caravaggio, ya que ilumina sólo algunas partes del rostro de la joven, dejando otras en sombra. De este cuadro suele decirse que la figura destaca sobre el fondo oscuro, haciéndose luz.

Esta obra pertenece a la pintura barroca de los Países Bajos. La pintura de Flandes y Holanda se caracteriza por las diferencias que había entre ambos territorios: católicos y protestantes; monarquía y república…  Destacan aquí Rubens y Rembrandt, uno holandés y otro flamenco. Entre las obras más importantes del primero debemos destacar las Tres Gracias y el Rapto de Proserpina. En el caso del segundo, destacan la Ronda de noche y sus “lecciones de anatomía”.

Cuando este cuadro fue realizado, Europa se hallaba dividida. El credo protestante se había extendido por toda la zona de Alemania – más por motivos políticos que religiosos – poniendo en peligro todo lo que se había conocido hasta entonces. También aparecen los estados modernos, gobernados por unos despóticos reyes absolutos que no dudarán en abusar de su poder para someter al pueblo. Sin embargo aparecerán en este clima las mayores representaciones artísticas de la humanidad: cuadros y esculturas llenos de expresionismo y edificios cargados de movimiento que sabían conjugar el lujo de los ricos con la sobriedad del estado llano.

martes, 22 de enero de 2013

Santa Cena



Nos encontramos ante la Santa Cena de Leonardo da Vinci. Fue realizado entre los años 1495 y 1497. Es una pintura perteneciente al Cinquecento del Renacimiento italiano. Se encuentra en una iglesia de Milán.

Este cuadro pintado en temple y óleo sobre yeso, representa el momento en el que Jesús revela la traición que uno de los apóstoles iba a cometer. Hay muchas especulaciones sobre esta obra, que también ha sufrido diversas investigaciones. La perspectiva es lineal y piramidal. Los personajes se dividen en grupos de tres, exceptuando a Jesús que está en el centro solo. En los rostros de los apóstoles podemos apreciar su sorpresa debido al anuncio de su maestro y la especulación al imaginar quién sería el traidor.

Esta obra pertenece al Cinquecento del Renacimiento italiano. Leonardo es un artista polifacético, ideal del saber humanista, investigador, conoce las obras del Quatrocento y muchas obras clásicas que le influyen. Incluye en sus obras la perspectiva aérea, el estudio racional de la naturaleza, desestimando el valor del principio de la autoridad. Cree que la ciencia y el arte van unidos.

Cuando esta obra fue realizada, los artistas comenzaban a buscar la perfección de la antigüedad clásica. Se imitaban los modelos clásicos debido a un redescubrimiento del mundo antiguo. Este período se caracteriza porque el artista deja de ser un mero artesano para alcanzar una gran importancia ya que es un genio creador (debido al humanismo y al antropocentrismo, que cambiarían la mentalidad de la época radicalmente)

La Escuela de Atenas



Nos encontramos ante la Escuela de Atenas de Rafael. Realizada entre los años 1509 y 1510. Es una pintura perteneciente al Cinquecento del Renacimiento italiano. Se encuentra en los Museos Vaticanos.

Esta obra es un fresco. Con ella, el autor intenta mostrarnos la unión entre filosofía y religión (católica). Rafael imagina la Academia de Platón basándose en las ideas de Bramante para la basílica de San Pedro. En el centro (constituyendo la escena principal) están Platón (con los rasgos de Leonardo da Vinci) y Aristóteles, los más grandes filósofos griegos a los que cristianizaron San Agustín y Santo Tomás. A su alrededor, numerosos filósofos griegos y no griegos, personificados con los rostros de numerosos artistas famosos. Por ejemplo, Heráclito (en el suelo en primera plana, apoyado y escribiendo) tiene los rasgos de Miguel Ángel, Euclides (totalmente a la derecha) los de Bramanta. Además, también encontramos a otros filósofos como Diógenes, Zenón, Epicuro… El propio Rafael se representa a sí mismo (es el joven a la izquierda de pelo negro). Otras obras destacadas de este autor serían, entre otras, Las tres gracias, San Jorge y el Dragón o El Santo entierro.

Esta pintura pertenece a la pintura del Cinquecento italiano, durante el cual los autores presentan, ante todo, una serie de rasgos propios. Rafael se caracteriza por ser un pintor ecléctico pero con estilo propio y original, pintor de la gracia, la belleza, la dignidad, la armonía, la perfección, lo académico… Pronto se convertiría en el pintor favorito de los Papas y muchos nobles ya que su pintura toca un gran número de temas diferentes (religión, filosofía…)

Cuando esta obra fue realizada, Italia se hallaba en pleno renacimiento. Comenzó una gran rivalidad entre Florencia – cumbre del renacimiento, centro cultural del mundo – y Roma – capital italiana, ciudad más importante desde siempre en la península – por tener las mejores obras de arte y contratar a los mejores artistas a su servicio. Mientras en Florencia destacaban los Médicis – representantes de la burguesía, del nuevo orden, los “nuevos ricos” – mientras en Roma estaban los Papas – representantes del poder de la Iglesia, el poder clásico, el orden medieval y feudal. Esta competencia, propiciarían la creación de las grandes obras de la humanidad.

La pietà del Vaticano



Nos encontramos ante La Pietà de Miguel Ángel. Realizada entre los años 1496 y 1501. Esta obra pertenece a la escultura del Cinquecentto del Renacimiento italiano. Se encuentra en San Pedro del Vaticano.

Esta obra nos muestra a la Virgen con Jesús muerto entre sus brazos siendo un conjunto escultórico de forma piramidal. Está realizada en mármol blanco, esculpida de forma detallada aunque concebida para su vista frontal por lo que la parte posterior no está muy trabajada. Un detalle importante a destacar es su acabado perfecto, con un acabado completamente liso, poco frecuente en este autor. Centrándonos en la figura de María, debemos mencionar que su rostro se representa sereno, sin sufrimiento, aunque al mismo tiempo, hay un halo de tristeza que la envuelve, tal vez por la posición de la cabeza o de los ojos, los cuales están entornados. Se la representa como una mujer joven, más joven incluso que su hijo. Sus ropajes están llenos de pliegues. Por otra parte, la cara del Cristo es también serena, como si no hubiera muerto de una forma horrible, muestra paz y calma pareciendo dormido. Las heridas en sus manos y costado están esculpidas de forma limpia e impecable. Está prácticamente desnudo, exceptuando el sudario que le cubre. Finalmente, debemos añadir que sobre el pecho de la virgen hay una cinta que dice: “Miguel Ángel Buonarotti florentino, me hizo”. Otras obras destacadas de este fecundo autor fueron el David, el Moisés (tumba de Julio II) o la Pietà Rondanini entre otras.

Esta escultura pertenece al Cinquecentto del Renacimiento italiano. Este se caracterizaba por el seguimiento de los cánones escultóricos de la antigüedad clásica, siendo el Laocoonte una de las obras que más inspirarían a los autores. Cada autor tenía su técnica y cada obra era un mundo pero, Miguel Ángel, autor de esta escultura, tuvo dos períodos escultóricos de los que podemos extraer una serie de características: hasta 1534 es su período clasicista (belleza y armonía moral y física, proporciones y acabados perfectos…) y desde 1534 hasta 1564 es su período de crisis (más importante la expresión que la forma, no le interesa la perfección ideal, manierismo). Otros autores destacados serían Giambologna y Benvenuto Cellini.

Cuando esta obra fue hecha, el mundo se hallaba en un “renacimiento”, una vuelta a los cánones clásicos, al mundo antiguo. Todo esto se debía al descubrimiento de la ciudad de Pompeya. La burguesía enriquecida intentaba mostrar su poderío mediante la contratación de artistas a los que tomaban bajo su protección para que pintara cuadros e hiciera esculturas. Florencia, gracias sobre todo a los Médicis y al gran Miguel Ángel, pasaría a ser la ciudad más importante, el centro cultural de Europa.

El nacimiento de Venus



Nos encontramos ante el Nacimiento de Venus, realizado por Sandro Botticelli en el 1485. Pertenece a la pintura del Quattrocento del Renacimiento italiano. En la actualidad se encuentra en la Galería de los Uffizi.


Esta obra es una témpera sobre lienzo que representa el momento en el que la diosa romana Venus – diosa del amor – nace de entre las aguas fecundadas por Urano. Aquí podemos ver como el viento la empuja hasta la isla de Citera donde la espera Flora o la Primavera, vestida con una túnica de flores y con otra igual para cubrir a la diosa. La figura de la diosa se cubre púdicamente, como las Venus púdicas de la Antigüedad. Los vientos que la acompañan son el Céfiro y la Brisa, representada por la diosa Aura. Los ropajes se pegan a los cuerpos, destacando cada uno de los pliegues y detalles. El pintor se inspiró en el relato homérico del nacimiento de la diosa para realizar este cuadro, encargo de un Médici para su finca de verano. La otra gran obra de este autor es La Primavera.

Esta obra pertenece a la pintura renacentista del Quattrocento italiano la cual destaca por intentar imitar la grandiosidad de las obras de la Antigüedad griega y romana, aunque se encuentra con la problemática de la inexistencia de modelos, teniendo que guiarse mediante descripciones. Destacan una gran cantidad de autores como Fra Angelo, Filippo Lippi, Masaccio, Piero della Francesca y Mantegna.

Cuando este cuadro fue realizado, Italia se hallaba en su momento de gran esplendor artística. Florencia se convirtió en el centro del mundo cultural gracias a familias de mecenas como los Médici, los cuales protegían a los artistas y les encargaban cuadros. El resurgir del interés por Grecia y Roma hace que las nuevas composiciones artísticas se basen en ellas – a pesar de la dificultad por encontrar modelos pictóricos. La vida ya no giraba alrededor de Dios sino de los hombres. 

Virgen con el niño de Filippo Lippi



Nos encontramos ante la Virgen con el niño de Filippo Lippi realizado en el 1445. Es una obra perteneciente al Quattrocento del Renacimiento italiano. En la actualidad se encuentra en la Galería de los Uffizi.

Este cuadro realizado en témpera sobre madera representa a la Virgen junto al niño y dos ángeles. Estos levantan al niño para que su madre, en actitud orante, pueda cogerlo. Destaca la gran humanidad en los rostros de los protagonistas (el de María inspirado en su amante). Uno de los ángeles involucra al espectador en la escena al mirar al público. El pintor introduce la sensación de volumen y profundidad mediante la ventana del fondo. Este pintor destaca por las formas suaves y los colores vivos, además de los primerísimos planos. Los adornos de la Virgen y la riqueza de su tela se inspiran en la pintura flamenca. Esta obra y algunas otras de Filippo Lippi inspirarían a Botticelli.

La pintura del Quattrocento italiano se basa en los modelos clásicos de la pintura aunque era bastante difícil de imitar ya que apenas se conservan restos originales (la pintura era poco común en Grecia y Roma) y se tenían que basar en algunas descripciones. Algo común en las pinturas era la proporción aurea (1x1’618). Hay una gran cantidad de pintores pero, entre ellos, destacan Masaccio, Fra Angélico, Piero della Francesca, Mantegna y el gran Sandro Botticelli.

Cuando este cuadro fue realizado Europa, y especialmente Italia, se habían convulsionado debido a un hallazgo: las ruinas de Pompeya. Esto provocó un interés creciente por la Antigüedad la cual se tomó por modelo a seguir en todas sus vertientes. Apareció el pensamiento humanista, renacieron las artes y la filosofía de Platón y Aristóteles. La sociedad avanza hacia el antropocentrismo y la temática del arte deja de ser religiosa. Aparecen los mecenas, protectores de las artes y la ciudad de Florencia se transforma en el centro cultural del mundo.

sábado, 19 de enero de 2013

Madonna de Crévole



Nos encontramos ante la Madonna de Crévole realizada entre los años 1283-84 por Duccio di Buoninsegna. Es una pintura perteneciente a la escuela de Siene de la pintura gótica italiana.

Esta obra es una pintura realizada en tempera y oro sobre madera y representa a la Virgen con el niño en brazos. Vemos como ella tiene la cabeza un poco agachada, permitiendo con el niño toque su rostro con ternura y delicadeza. El autor intenta transmitir delicadeza y cariño en esta imagen, humanizando las imágenes de los personajes divinos pues no vemos al Hijo de Dios y su madre, sino a una madre con su bebé. El rostro de ella es muy alargado, con los ojos juntos y sus ropajes presentan una gran cantidad de pliegues, al igual que el pequeño manto que cubre al niño. Las líneas son finas y el color es decorativo en lugar de plástico. Se observa claramente la influencia bizantina tanto en los colores como en la ternura que nos transmite. En las esquinas superiores observamos dos pequeños ángeles, típicas miniaturas de estas obras.

Este cuadro pertenece a la escuela de Siena de pintura gótica italiana. Esta se caracteriza por su gran influencia bizantina (colores y sentimentalismo), los trazos finos, las miniaturas y el color decorativo en lugar de plástico. Destacan numerosos pintores como Duccio di Buoninsegna, autor de este cuadro; Simone Martini autor de diversas obras de tema religioso, además de un retrato ecuestre; los hermanos Lorenzetti quienes crean el tema de la Virgen de la Humildad. Este arte sería trasladado más tarde a Cataluña por los Hermanos Serra y Ferrer Bassá. Destaca por su similitud y unión con la escuela florentina.

Cuando esta obra fue realizada, Europa se hallaba en una época de intenso cambio. Los cambios económicos habían propiciado el auge de las ciudades y de la burguesía, comerciantes ricos sobre todo, quienes comenzaron a controlar los gobiernos locales. Sin embargo, la pobreza seguía siendo habitual en los campesinos quienes padecían además un gran número de enfermedades como la peste. Los burgueses adinerados se convertirán en mecenas de las artes, permitiendo su gran auge.

Matrimonio Arnolfini



Nos encontramos ante el cuadro titulado El matrimonio Arnolfini realizado por los hermanos Hubert y Jan van Eyck (atribuido principalmente a Jan) en el año 1434. Esta obra pertenece a la escuela flamenca de la pintura gótica.

Este cuadro es una pintura en óleo realizada con pincel. Representa como el matrimonio Arnolfini contraía nupcias. Él, era un rico banquero italiano asentado en Flandes, cuya riqueza podemos comprobar tanto en los ropajes de los protagonistas, como en la decoración de la habitación. Podemos observar como los dos jóvenes están contrayendo matrimonio. Ambos tienen las manos unidas pero, mientras él levanta su mano derecha reflejando un juramento, ella posa la suya en su vientre, en señal de fertilidad. La obra presenta un gran simbolismo: por una parte, los colores predominantes – verde y rojo – simbolizan fertilidad y pasión; los dos pares de zuecos representan la función de cada miembro del matrimonio, los de él, más cercanos a la puerta indican su obligación de trabajar para mantener a la familia y los de ella, en el fondo y junto a la cama, indican su obligación de permanecer en casa para atenderla y cuidar de la familia; el perro indica fidelidad; los rosarios situados a la izquierda del espejo muestran la obligación de ser devotos y orar con frecuencia; en el cabecero de la cama podemos observar una borla (clara alusión a la fertilidad) sobre la que se encuentra la imagen de Santa Margarita, patrona de los partos, aunque también podría ser Santa Marta, patrona del hogar; al llevar los pies descalzos indican que están en un lugar sagrado. Finalmente, también debemos añadir que en el espejo del fondo, rodeado por 10 de las 14 estaciones del Via Crucis, podemos observar el reflejo de los dos pintores que actúan como testigos de este enlace.

La pintura gótica de la escuela flamenca se caracteriza por la fuerte iluminación, el uso del volumen, la minuciosidad y el detallismo, la representación de imágenes y objetos cotidianos, la inexistencia de la perspectiva científica y la no idealización. Por otra parte, debemos destacar el amor al paisaje y el estudio de la composición. Los temas más usuales eran los burgueses aunque también había un fuerte protagonismo de la religión en ellos. Destacan los hermanos Hubert y Jan van Eyck autores del cuadro ya comentado además de algunas Vírgenes y del Cordero místico de San Bavón en Gante; Petrus Christus cuya temática era religiosa; Roger van der Weyden autor de, entre otros cuadros, el Descendimiento; Hans Memling autor del Tríptico de la adoración de los Reyes Magos; Robert Campín, que representó sobretodo vírgenes y santos; Brueghel, autor de obras de tema burgués; El Bosco cuyo cuadro más famoso es el Jardín de las Delicias. Finalmente, nombrar a Dierick Bouts, Hugo van der Goes; Gerard David; Gerardo de San Juan y Patinir.

Cuando este cuadro fue realizado, Europa se hallaba en una época de grandes transformaciones. Tras numerosas mejoras económicas, la población se marcha a las ciudades donde la burguesía comenzará a controlar a la población. A pesar de todas estas mejoras, la población más pobre vivirá en una crisis constante, acechados por el hambre y las enfermedades como la peste. Los burgueses se convertirán en los primeros mecenas de las artes, favoreciendo la construcción de las grandes catedrales y la realización de obras pictóricas.

Virgen de Montserrat



Nos encontramos ante la Virgen de Montserrat de autor desconocido. Es una escultura del S.XII, perteneciente a la escuela catalana del arte románico.

Esta estatua, que mide 95 centímetros y está realizada en madera de álamo, representa a una Virgen sedente con el niño en brazos. Destaca por su rigidez y su hieratismo, característico de la estatuaria románica. Lleva en su mano la bola que simboliza al mundo (fuerte carácter simbólico de los elementos) y, el niño, levanta la mano derecha dando su bendición al mundo mientras sostiene en su mano izquierda una piña. La imagen está policromada completamente en tonos dorados, exceptuando la cara y mano de la Virgen y el niño que son de color negro. El uso de este color en las Vírgenes románicas es usual, aunque no se conoce el motivo de este cambio. La finalidad de esta estatua es didáctica (enseñar al pueblo la grandiosidad de la Madre de Dios).

La escultura románica está íntimamente ligada a las fachadas de las iglesias siendo casi exclusiva en ellas. Los temas principales eran la exaltación de la gloria de Cristo – el cual solía representarse rodeado por los tetramorfos, figuras alegóricas de los cuatro evangelistas -, el Apocalipsis… Sin embargo, también podemos apreciar algunas veces imágenes paganas como monstruos los cuales infundían temor en los hombres. Esta estatuaria se caracterizaba por el esquematismo, antinaturalismo, simbolismo, rigidez, simetría e hieratismo. Interesaba más el contenido que la imagen en sí, ya que su función era didáctica, por lo que a veces no estaban muy cuidadas. Por otra parte, también se representaban imágenes (principalmente crucificados y vírgenes entronizadas).

Cuando esta virgen fue realizada Europa se hallaba sumergida en plena Edad Media. Esta etapa se caracteriza por ser un período convulso, de frecuentes guerras y mucha miseria. Sin embargo, es la primera vez que Europa entera – separada en diversos reinos y no con un gobierno común – comparte dos características: la primera, el cristianismo que sería la religión oficial de prácticamente todo el continente (exceptuando las áreas paganas del noreste y las ortodoxas del Imperio Bizantino); la segunda, el arte románico que derivaría de esta unidad religiosa, del temor del fin del mundo en el año 1000 y de las peregrinaciones, aunque sería un arte de muy corta duración ya que enseguida se vio sustituido por la grandiosidad de las catedrales góticas.

Pantocrátor de San Clemente de Taull



Nos encontramos ante el Pantocrátor de la iglesia de San Clemente de Tahull (Lérida) de autor desconocido y pintado en el siglo XII. Pertenece a la pintura románica de la escuela catalana (inspirada en la italo-bizantina). Actualmente se encuentra en el Museo de Arte Nacional de  Cataluña.

Esta obra, una pintura al fresco localizada en el ábside de la iglesia, representa a un Cristo Pantocrátor (todo poderoso, del griego παν – todo – y  κρατος – poderoso) dentro de una mandorla, flanqueado por dos ángeles los cuales le dan una visión apocalíptica y las representaciones de los evangelistas a sus pies. Más abajo, ya en el muro, podemos apreciar como aparecen representados dentro de unos fingidos arcos y columnas la Virgen y cinco de los apóstoles. Podemos observar la gran influencia italo-bizantina que tiene esta obra debido a la falta de volumen y efectos espaciales, la simetría compositiva y el grueso trazo de las líneas que aparecen como elementos decorativos básicos. Por otra parte, también debemos destacar el paralelismo y la frontalidad de las figuras, además de los fondos monocromos. Un último detalle a destacar en esta imagen son las palabras escritas en el libro que porta el Cristo: EGO SUM LUX MUNDI, es decir, yo soy la luz del mundo dejando clara la intencionalidad, no sólo religiosa, sino también didáctica de esta obra.

Esta obra se engloba dentro de la pintura románica. Esta se caracteriza por la preponderancia escultórica y la poca pintura (aunque siempre policromada). Hay dos principales influencias, la carolingia (movimiento, expresividad, realismo plástico) y la bizantina (sin volumen ni efectos espaciales, simetría compositiva, contornos delimitados por trazos oscuros). A parte de esto, también se caracteriza por las posturas paralelas, el fondo monocromo, la frontalidad y el muro al fresco con retoques al temple. La iconografía se caracteriza por el Pantocrátor con los tetramorfos en el ábside, la Virgen con los apóstoles en el nivel inferior, pasajes del Evangelio o alegorías en el resto de muros y escenas del Juicio Final a los pies. En España, dentro de la pintura mural, destacan la escuela catalana inspirada en el estilo italo-bizantino (algunos ejemplos de aquí serían San Clemente de Taull, Santa María de Taull y  San Baudelio de Berlanga) y la escuela de Castilla y León de influencia carolingia (algunos ejemplos serían la Cripta de San Isidoro de León, San Justo en Segovia, San Juan de la Peña, San Román de Toledo y San Pedro de Arlanza). En la pintura sobre tabla destacan los altares dedicados a Cristo y, en menor medida, la Virgen y los Santos titulares de la iglesia. Finalmente, otro importante tipo de arte son los tapices como el Tapiz de Bayeux o las miniaturas que aparecen en la biblia y los manuscritos.

El período de este arte se caracteriza por ser el primer estilo internacional de Occidente el cual apareció gracias a la unidad espiritual del continente. Se extendió con rapidez gracias a las peregrinaciones, muy habituales en aquella época, como el Camino de Santiago. Del siglo V al X hubo una gran variedad regional, cosa que provocó un rápido cambio al arte gótico (en el S.XII ya se hacían construcciones góticas en París).