domingo, 14 de abril de 2013

Vagón de tercera



Nos encontramos ante El vagón de tercera clase realizado por Honoré Daumier en el año 1862. Es un ejemplo de la pintura realista. En la actualidad, se conserva en el Metropolitan Museum de Nueva York, Estados Unidos.

La obra nos muestra un vagón de ferrocarril repleto de gente. En el fondo, podemos observar a burgueses (fácilmente reconocibles por sus sombreros), pero, en el primer plano, se destacan tres, o mejor dicho cuatro, personajes. A la izquierda vemos a una mujer joven, con ropas humildes, con un pequeño bebé entre sus brazos; en el centro, a una anciana mujer también de humilde apariencia, que sostiene un canasto entre sus manos; finalmente, a la derecha, aparece un niño pobre de unos 8 o 9 años, dormido. La forma en la que el artista trata el cuadro, su forma de realizar las pinceladas, le acerca mucho a los autores impresionistas y postimpresionistas. Se centra en reflejar los sentimientos humanos. Otras obras suyas destacadas serían, además de sus numerosas caricaturas,  “La revuelta” o “Ecce-Hommo”.

Esta obra pertenece a la pintura realista. Esta varía bastante en función de los artistas, especialmente en lo que se refiere a la importancia de la línea. Las composiciones suelen ser fáciles de entender. El contenido es el hombre en su actividad ya que se entiende el arte como un arma para el cambio social. Otros autores destacados serían Courbet, teórico y líder del movimiento, con obras como “El entierro de Ornans” o “El estudio del pintor” y Millet con su “Ángelus”.

Cuando este cuadro fue realizado, Europa se hallaba en una época de transformaciones. Tras las revoluciones burguesas que habían otorgado el poder a este grupo social, se había despertado un nuevo sentimiento: había comenzado la lucha de clases, el proletariado quería que su importancia fuera reconocida. Quería dejar de ser explotado de forma indiscriminada por una miseria. Es la época de Marx y el comunismo, del anarquismo, de las luchas obreras, de las huelgas y manifestaciones, del socialismo utópico… Es, en definitiva, un nuevo ciclo de revoluciones, de lucha por nuestros derechos.

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