Nos encontramos ante el Augusto de Prima Porta, obra de
autor desconocido del siglo I d.C. Es una estatua perteneciente a la escultura
del Alto Imperio – en su primera etapa, para ser más exactos-. En la actualidad
se encuentra en los Museos Vaticanos.
Esta obra representa a Augusto, primer emperador de Roma, de
forma “thoracata”, con sus ropas de militar, animando a las tropas ante una
batalla. Podemos apreciar como lleva una especie de túnica con pliegues, los
cuales están muy bien logrados, situado encima de la coraza característica de
los militares romanos. A sus pies, de forma muy simbólica, se encuentra Eros o
Cupido, dios del amor, cosa que nos indica que la dinastía Julio-Claudia
descendía de la propia Venus al ser los descendientes de Eneas. La coraza
contiene una gran cantidad de información: en la parte superior podemos
observar a Tiberio, sucesor de Augusto, recibiendo unas insignias, las nuevas
provincias romanas (Hispania y Galia), finalmente, en la parte baja podemos ver
a la Madre Tierra con Rómulo y Remo y el cuerno de la abundancia escoltado por
Diana y Apolo. Debemos destacar que esta estatua es una copia en mármol de una
original en bronce y que está inspirada en el modelo griego del Doríforo (cosa
que sabemos gracias a las proporciones y al contraposto).
Esta obra pertenece a la estatuaria romana del Alto Imperio,
lo cual destaca por el idealismo (influencia helenística), el uso del trépano,
la aparición de la barba y el predomino del cuerpo entero, aunque también se
realizaban estatuas ecuestres y bustos en los que se incluían los pectorales.
Todo esto contrasta con la escultura que comenzó a realizarse en el Bajo
Imperio, de la cual debemos destacar un pequeño “paso atrás”, debido al
hieratismo y la divinización de la imágenes, que perdieron su realismo.
Esta escultura fue realizada durante el Alto Imperio, la
época más esplendorosa y de máxima expansión de Roma. Augusto, personaje
representado aquí, fue el primer emperador tras vencer a Marco Antonio en
Egipto. Es la época de Paz y tranquilidad, la de los grandes emperadores como
Trajano o Adriano pero, poco a poco y quizás debido a las recientes
comodidades, todo comenzó a venirse abajo hasta acabar con el fin del Imperio
Romano en el 476 d.C.
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