sábado, 13 de abril de 2013

El juramento de los Horacios



Nos encontramos ante el Juramento de los Horacios realizado por Jacques-Louis David en 1784. Es una muestra de la pintura del Neoclasicismo. Actualmente se encuentra en el Museo del Louvre, París, Francia.

Este cuadro representa a los hermanos Horacios en el momento en el que juran a su padre fidelidad a la patria y ponen su vida a su disposición. Sus mujeres se ven reflejadas al fondo, una de ellas junto a sus hijos, abatidas puesto que saben que sus maridos van a una muerte casi segura. La leyenda cuenta que Roma y Alba Lunga se enfrentaron para determinar cuál era la ciudad más importante de Italia. Para este enfrentamiento se enfrentaron los Horacios y los Curiacios (3 hermanos). Únicamente hubo un superviviente, uno de los Horacios quien mataría a su hermana por verla llorar por la muerte de su prometido, uno de los Curiacios. El cuadro se enmarca dentro de un marco arquitectónico que nos muestra un entorno típico de la Antigüedad: una serie de arcos de medio punto sostenidos por columnas de orden toscano. El centro del cuadro es la mano de padre Horacio que sostiene las espadas, cosa que nos hace centrarnos en la parte más significativa del cuadro. Los colores son apagados, exceptuando el rojo de la túnica del padre. Se produce un gran juego de luces y sombras (influencia de Caravaggio). Esta obra tiene un fuerte significado ya  que, encargada por el rey francés Luis XVI poco antes de la Revolución, quería demostrar la importancia del amor y la lealtad hacia la patria y, por supuesto, al rey, máxima autoridad del Estado. El autor de la obra, Jacques-Louis David, estudió arte en Roma, obsesionándose con todo lo que tenga que ver con el mundo clásico. Tras volver a Francia consiguió convertirse en uno de los pintores favoritos del rey, pero aun así no dudó en votar a favor de su ejecución. Cuando Napoleón obtuvo el poder francés, se convirtió en su pintor oficial. Entre sus obras podemos destacar “El juramento del juego de la Pelota”, “Marat asesinado”, “Coronación de Napoleón” y “El rapto de las Sabinas”.

Cuando esta obra fue realizada, Francia se encontraba en un momento bastante complicado: los excesos de los reyes de la dinastía Borbón habían hecho que el pueblo, que moría de hambre y sufría constantes crisis de subsistencia, comenzara a pensar en una rebelión. La burguesía, cansada de ser pisoteada por el mero hecho de no poseer un título nobiliario e influida por las ideas ilustradas, sería quien lideraría esta auténtica revolución liberal que acabaría con la todopoderosa monarquía absoluta francesa y transformaría al pueblo europeo. La lucha por nuestros derechos había comenzado.

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