Nos encontramos ante La libertad guiando al pueblo pintado
por Eugéne Delacroix en el año 1830. Es un óleo sobre lienzo y pertenece a la
pintura francesa del Romanticismo. Actualmente se encuentra en el Museo del
Louvre.
Esta obra representa las revueltas populares en París en el
año 1830. Presenta una composición piramidal, en cuya cúspide se encuentra una
mujer (la alegoría de la libertad). Esta lleva el gorro frigio (símbolo
republicano), porta la bandera francesa tricolor y una bayoneta. Además, tiene el
torso desnudo. El entorno en el que se desarrolla la escena es una ciudad pues
vemos de fondo edificios, en este caso se trata de París. Detrás de la mujer
podemos apreciar un grupo de personas de diversas clases sociales: un hombre de
aspecto pobre con espada, un burgués con un rifle, un adolescente con dos
pistolas… En la parte inferior podemos apreciar algunos cadáveres, dándonos a
entender la destrucción que generó esta nueva revolución popular. El cuadro
destaca por los colores pálidos, la luz irreal y la pincelada suelta y
desenvuelta. Presenta unos trazos que lo hacen parecer mágico. Delacroix es el
autor romántico por excelencia. Se caracteriza por el uso de la luz en sus
cuadros y por sus pinceladas. Algunas de sus obras más importantes son “La
matanza de Quíos” (1824) y “La muerte de Sardanápalo” (1828).
La pintura romántica se caracteriza por el cambio formal y
la vuelta a las diagonales barrocas, las formas abiertas, los juegos de luces y
sombras, las formas abiertas, el movimiento… También se produce un cambio en la
temática. Se representan temas contemporáneos, de lugares exóticos, imaginados,
etc. Dentro de este período destacan, además de Delacroix, Gericault con obras
como “La balsa de Medusa” (1819) o Friedrich con sus paisajes.
Cuando este cuadro fue realizado, Francia había comenzado la
Revolución de 1830. En esta, el pueblo se levantó en barricadas contras el rey
Carlos X quien había suprimido el Parlamento y buscaba restringir la libertad
de prensa. Esta revolución acabó con la proclamación de la monarquía
constitucional de Luis Felipe I de Francia quien dotó al país de una
Constitución. Así Francia demostró que el país no se había dormido tras la
Revolución de 1789, que seguía en pie de guerra, dispuesto a todo por obtener
sus derechos.
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