Nos encontramos ante el Pantocrátor de la iglesia de San
Clemente de Tahull (Lérida) de autor desconocido y pintado en el siglo XII.
Pertenece a la pintura románica de la escuela catalana (inspirada en la
italo-bizantina). Actualmente se encuentra en el Museo de Arte Nacional de Cataluña.
Esta obra, una pintura al fresco localizada en el ábside de
la iglesia, representa a un Cristo Pantocrátor (todo poderoso, del griego παν – todo – y κρατος – poderoso) dentro de una mandorla, flanqueado por dos ángeles
los cuales le dan una visión apocalíptica y las representaciones de los
evangelistas a sus pies. Más abajo, ya en el muro, podemos apreciar como
aparecen representados dentro de unos fingidos arcos y columnas la Virgen y
cinco de los apóstoles. Podemos observar la gran influencia italo-bizantina que
tiene esta obra debido a la falta de volumen y efectos espaciales, la simetría
compositiva y el grueso trazo de las líneas que aparecen como elementos
decorativos básicos. Por otra parte, también debemos destacar el paralelismo y
la frontalidad de las figuras, además de los fondos monocromos. Un último
detalle a destacar en esta imagen son las palabras escritas en el libro que
porta el Cristo: EGO SUM LUX MUNDI, es decir, yo soy la luz del mundo dejando
clara la intencionalidad, no sólo religiosa, sino también didáctica de esta
obra.
Esta obra se engloba dentro de la pintura románica. Esta se
caracteriza por la preponderancia escultórica y la poca pintura (aunque siempre
policromada). Hay dos principales influencias, la carolingia (movimiento,
expresividad, realismo plástico) y la bizantina (sin volumen ni efectos
espaciales, simetría compositiva, contornos delimitados por trazos oscuros). A
parte de esto, también se caracteriza por las posturas paralelas, el fondo
monocromo, la frontalidad y el muro al fresco con retoques al temple. La
iconografía se caracteriza por el Pantocrátor con los tetramorfos en el ábside,
la Virgen con los apóstoles en el nivel inferior, pasajes del Evangelio o
alegorías en el resto de muros y escenas del Juicio Final a los pies. En
España, dentro de la pintura mural, destacan la escuela catalana inspirada en
el estilo italo-bizantino (algunos ejemplos de aquí serían San Clemente de
Taull, Santa María de Taull y San
Baudelio de Berlanga) y la escuela de Castilla y León de influencia carolingia
(algunos ejemplos serían la Cripta de San Isidoro de León, San Justo en
Segovia, San Juan de la Peña, San Román de Toledo y San Pedro de Arlanza). En
la pintura sobre tabla destacan los altares dedicados a Cristo y, en menor
medida, la Virgen y los Santos titulares de la iglesia. Finalmente, otro
importante tipo de arte son los tapices como el Tapiz de Bayeux o las
miniaturas que aparecen en la biblia y los manuscritos.
El período de este arte se caracteriza por ser el primer
estilo internacional de Occidente el cual apareció gracias a la unidad
espiritual del continente. Se extendió con rapidez gracias a las
peregrinaciones, muy habituales en aquella época, como el Camino de Santiago.
Del siglo V al X hubo una gran variedad regional, cosa que provocó un rápido
cambio al arte gótico (en el S.XII ya se hacían construcciones góticas en
París).