Nos encontramos ante la Madonna de Crévole realizada entre
los años 1283-84 por Duccio di Buoninsegna. Es una pintura perteneciente a la
escuela de Siene de la pintura gótica italiana.
Esta obra es una pintura realizada en tempera y oro sobre
madera y representa a la Virgen con el niño en brazos. Vemos como ella tiene la
cabeza un poco agachada, permitiendo con el niño toque su rostro con ternura y
delicadeza. El autor intenta transmitir delicadeza y cariño en esta imagen,
humanizando las imágenes de los personajes divinos pues no vemos al Hijo de
Dios y su madre, sino a una madre con su bebé. El rostro de ella es muy
alargado, con los ojos juntos y sus ropajes presentan una gran cantidad de
pliegues, al igual que el pequeño manto que cubre al niño. Las líneas son finas
y el color es decorativo en lugar de plástico. Se observa claramente la
influencia bizantina tanto en los colores como en la ternura que nos transmite.
En las esquinas superiores observamos dos pequeños ángeles, típicas miniaturas
de estas obras.
Este cuadro pertenece a la escuela de Siena de pintura
gótica italiana. Esta se caracteriza por su gran influencia bizantina (colores
y sentimentalismo), los trazos finos, las miniaturas y el color decorativo en
lugar de plástico. Destacan numerosos pintores como Duccio di Buoninsegna,
autor de este cuadro; Simone Martini autor de diversas obras de tema religioso,
además de un retrato ecuestre; los hermanos Lorenzetti quienes crean el tema de
la Virgen de la Humildad. Este arte sería trasladado más tarde a Cataluña por
los Hermanos Serra y Ferrer Bassá. Destaca por su similitud y unión con la
escuela florentina.
Cuando esta obra fue realizada, Europa se hallaba en una
época de intenso cambio. Los cambios económicos habían propiciado el auge de
las ciudades y de la burguesía, comerciantes ricos sobre todo, quienes
comenzaron a controlar los gobiernos locales. Sin embargo, la pobreza seguía
siendo habitual en los campesinos quienes padecían además un gran número de
enfermedades como la peste. Los burgueses adinerados se convertirán en mecenas
de las artes, permitiendo su gran auge.
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