Nos encontramos ante la Escuela de Atenas de Rafael.
Realizada entre los años 1509 y 1510. Es una pintura perteneciente al
Cinquecento del Renacimiento italiano. Se encuentra en los Museos Vaticanos.
Esta obra es un fresco. Con ella, el autor intenta mostrarnos
la unión entre filosofía y religión (católica). Rafael imagina la Academia de
Platón basándose en las ideas de Bramante para la basílica de San Pedro. En el
centro (constituyendo la escena principal) están Platón (con los rasgos de
Leonardo da Vinci) y Aristóteles, los más grandes filósofos griegos a los que
cristianizaron San Agustín y Santo Tomás. A su alrededor, numerosos filósofos
griegos y no griegos, personificados con los rostros de numerosos artistas
famosos. Por ejemplo, Heráclito (en el suelo en primera plana, apoyado y
escribiendo) tiene los rasgos de Miguel Ángel, Euclides (totalmente a la
derecha) los de Bramanta. Además, también encontramos a otros filósofos como
Diógenes, Zenón, Epicuro… El propio Rafael se representa a sí mismo (es el
joven a la izquierda de pelo negro). Otras obras destacadas de este autor
serían, entre otras, Las tres gracias, San Jorge y el Dragón o El Santo
entierro.
Esta pintura pertenece a la pintura del Cinquecento
italiano, durante el cual los autores presentan, ante todo, una serie de rasgos
propios. Rafael se caracteriza por ser un pintor ecléctico pero con estilo
propio y original, pintor de la gracia, la belleza, la dignidad, la armonía, la
perfección, lo académico… Pronto se convertiría en el pintor favorito de los
Papas y muchos nobles ya que su pintura toca un gran número de temas diferentes
(religión, filosofía…)
Cuando esta obra fue realizada, Italia se hallaba en pleno
renacimiento. Comenzó una gran rivalidad entre Florencia – cumbre del
renacimiento, centro cultural del mundo – y Roma – capital italiana, ciudad más
importante desde siempre en la península – por tener las mejores obras de arte
y contratar a los mejores artistas a su servicio. Mientras en Florencia
destacaban los Médicis – representantes de la burguesía, del nuevo orden, los
“nuevos ricos” – mientras en Roma estaban los Papas – representantes del poder
de la Iglesia, el poder clásico, el orden medieval y feudal. Esta competencia,
propiciarían la creación de las grandes obras de la humanidad.
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